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viernes, 10 de julio de 2015

Determinismo y utopismo en la tradición anarquista

Ha habido siempre un conflicto, dentro del anarquismo, entre las dos tradiciones del determinismo y el utopismo. Esto queda con frecuencia oculto a causa de las diferencias más superficiales que existen entre el pensamiento tolstoiano y la tradición bakuniniana del anarquismo violento, pero esta diferencia superficial sólo contribuye a confundir el problema. Los materialistas parten del hecho de que todos los hombres, gobernantes y gobernados, están condicionados por la sociedad en que viven, y de que la medida en que las personas pueden rechazar a esa sociedad está circunscrita por la sociedad misma, de que pueden hacerlo dentro de límites de “moderación”, lo cual equivale a no realizar ninguna ruptura efectiva con la sociedad, o hacerlo fuera de esos límites y erradicarse a sí mismos como excéntricos, aislándose de las personas sobre las que hay que influir para lograr el cambio social. Los utopistas parten del ejemplo individual, se basan en la teoría de la gota constante que cambia la naturaleza de la sociedad en general, pero no pueden dar cuenta del hecho de que todas las organizaciones libertarias dentro de un marco no libertario están sujetas a corrupción, por la circunstancia de que si bien el condicionamiento es desigual y permite que una minoría se rebele totalmente, ésta debe ser, por definición, una minoría. Naturalmente, pocas personas se mantienen exclusivamente dentro de una de las dos tradiciones, y más adelante volveré sobre las consecuencias de esta alternativa.
Los deterministas basan su confianza en lo que respecta a la consecución del socialismo, en el hecho de que todos los sistemas clasistas tiene conflictos (contradicciones) inherentes, y en esos puntos los impulsos naturales del sistema de clases giran en torno de sí mismos y provocan así un quebranto de la pauta normal de los acontecimientos. Por lo tanto, toda acción se realiza en el punto de contradicción, que fue más frecuentemente, en el tipo de sociedad descrito por Marx y Bakunin, el punto de producción. Los utopistas, en cambio (y si se desea un ejemplo que los represente y que no incluya a los pacifistas ni a los anarquistas, se le tiene en el caso del Partido Socialista de Gran Bretaña), insisten en que la experiencia ha mostrado que donde ocurre un quebranto en la sociedad de clases sin el surgimiento anterior de una mayoría consciente de socialistas, emerge una nueva élite, y que sucede naturalmente que las viejas injusticias son reemplazadas por otras nuevas y quizás peores. [...]

Laurens Otter



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