Los horarios de actuación, en este circo mediocre al que llaman Parlamento, son diversos; hay sesiones matutinas, vespertinas e incluso nocturnas. Sus amables señorías están dispuestas a entretener al público, un público alienado sin proyección transformadora, siempre hambriento de sensaciones fuertes, de disputas barriobajeras, de crímenes pasionales y de exabruptos cómicos. Todo esto y más se escenifica en las diferentes representaciones monotemáticas con que nos regalan los padres de la patria. En unas ocasiones nos toca sesión de investidura, unas veces para subir a un tipo y otras para subir a otro (hasta ahora no ha habido otra en el Parlamento). Se quitan, se ponen, se saludan, se abrazan, se escupen, se sonríen: “Esto no es nada personal. Es solo política”, dicen entre dientes, cuando insultan sin escrúpulos a una oponente. Otras veces se aprueban leyes, con escándalo incluido, pactadas de antemano en los pasillos y oscuros despachos, auspiciadas por las grandes familias económicas (empresas del IBEX 35). [...]
Sumario:
- La libertad como poder hacer
- El circo de los necios
- Carta a José Pellicer
- Dios no existe, dilo de una vez
- Manifestación contra la incineradora de Pinto
- Cuando la izquierda es el problema y no la solución
- Escuela Popular de Parla
- La ingobernable
- La Audiencia Nacional cierra la Operación Pandora
- "No olvidéis" en la FAL
- El culto al running
- Felipe Zapico en Aranjuez
- XVI Acampada Libertaria Boñar
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