Buen espectáculo el que hemos presenciado durante el mes de julio en lo que se refiere al reparto de sillones en ese hipotético gobierno de la nación que va a salvar a sus gentes de la zozobra y el desastre. Ricardo Mella se hubiera sentido maravillado ante la magnífica confirmación de sus tesis antiparlamentarias expresadas con acierto en La ley del número contra el parlamento burgués. No vamos a hablar de la izquierda porque esa etiqueta ya no se puede aplicar en nuestro país puesto que no existen partidos anticapitalista y si los hay se encuentran fuera del espectro parlamentario. En cualquier caso, el PSOE –un partido social-demócrata que ni es marxista, ni cuestiona el capitalismo, ni las políticas neoliberales, y, por supuesto, defiende el militarismo, si tiene pocos escaños en el Parlamento hace una política progre (no de izquierdas), con leves mejoras a las políticas sociales (sin tocar al ejército, las leyes represivas, las leyes laborales, a la banca, a la Iglesia, etc.). Si está en mayoría, entonces la cosa cambia radicalmente, en esa circunstancia, apuesta fuerte por el neoliberalismo teñido de rojo, cuando no sigue sin tapujos las directrices del FMI, el Banco Mundial, el BCE o el IBEX35.
Este mes de julio le correspondía el papel de progre desmelenado sin pasarse, claro. Ha prometido una mejora generalizada en las políticas sociales: prometido, porque no tienen parlamentarios suficientes para gobernar; primero han hecho guiños a la derecha pero esta se la tiene jurada por echar a Rajoy con la moción de censura. Además, el PP y Ciudadanos tampoco tienen mucho que ofrecer por lo que su postura más cómoda es acusarles de pactismo y tolerancia con el independentismo (ya no existe ETA) y esperar nuevas elecciones a ver qué pasa. De este modo, el nuevo salvador de los desheredados de nuestra tierra, el Sr. Sánchez, tiene que mirar hacia Podemos con todo el dolor de su corazón. Ya sabemos que Podemos posee otra salvador de la patria, el Sr. Pablo Iglesias; director sin cuestionamiento posible de un partido leninista sin base social, oportunista, aventurero, al que no le ha temblado el pulso a la hora de descabezar los movimientos sociales para montar su maquinaria electoral, hoy en declive. En cuanto alguna persona dentro del partido ha intentado hacerle sombra, la ha eliminado.
El resultado de la negociación entre las dos formaciones ha sido el que ha sido: un viaje a la nada.
Eso sí, a ambas se les ha llenado la boca de españolismo y de tener un programa que mejoraría nuestras vidas con creces. Todo un hito, de producirse, que un partido político cumpla sus promesas una vez alcanza el poder. (“Los programas se hacen para no cumplirse”, Alfonso Guerra.)
Ante estos dislates y trapicheos, la derecha se ha estado frotando las manos con regocijo, sabiéndose ganadora, pase lo que pase. PSOE y Podemos, los progres descamisados, luchan por sobrevivir, mientras ellos mantienen su trabajo diario, aumentando sus beneficios y los de que quienes les auspician.
Del resto de partidos qué podemos decir, unos defienden su terruño y el resto el escaño del diputado que lo ha conseguido.
Esta escenografía no genera sorpresas porque es la propia de la democracia representativa desde el principio de los tiempo, por lo que la acción de las asalariadas, naturalmente debería plantearse un horizonte a largo plazo más atrevido y a corto, asumir que el parlamentarismo no les representa, es un invento del Capital para gestionar mejor la obediencia, apoyado por un aparato represivo siempre bien engrasado.
Hace mucho tiempo se dijo que “La emancipación de los trabajadores y trabajadoras será obra de las mismas o no será”. Importando la frase a nuestros días, si deseamos mejorar nuestra calidad de vida, asegurar la satisfacción de las necesidades básicas y ofrecer a nuestros descendientes un futuro esperanzador, tendríamos que prescindir de las viejas formas de ordenación de la sociedad y utilizar el apoyo muto y la democracia directa como herramientas de de convivencia de los grupos humanos, federados libremente.
Nada está perdido mientras estemos vivos. Solo hay que ponerse en marcha, leer, educar, sumar fuerzas y, sobre todo, luchar sin denuedo y con alegría, si ello es posible.
Bajar número 49
Este mes de julio le correspondía el papel de progre desmelenado sin pasarse, claro. Ha prometido una mejora generalizada en las políticas sociales: prometido, porque no tienen parlamentarios suficientes para gobernar; primero han hecho guiños a la derecha pero esta se la tiene jurada por echar a Rajoy con la moción de censura. Además, el PP y Ciudadanos tampoco tienen mucho que ofrecer por lo que su postura más cómoda es acusarles de pactismo y tolerancia con el independentismo (ya no existe ETA) y esperar nuevas elecciones a ver qué pasa. De este modo, el nuevo salvador de los desheredados de nuestra tierra, el Sr. Sánchez, tiene que mirar hacia Podemos con todo el dolor de su corazón. Ya sabemos que Podemos posee otra salvador de la patria, el Sr. Pablo Iglesias; director sin cuestionamiento posible de un partido leninista sin base social, oportunista, aventurero, al que no le ha temblado el pulso a la hora de descabezar los movimientos sociales para montar su maquinaria electoral, hoy en declive. En cuanto alguna persona dentro del partido ha intentado hacerle sombra, la ha eliminado.
El resultado de la negociación entre las dos formaciones ha sido el que ha sido: un viaje a la nada.
Eso sí, a ambas se les ha llenado la boca de españolismo y de tener un programa que mejoraría nuestras vidas con creces. Todo un hito, de producirse, que un partido político cumpla sus promesas una vez alcanza el poder. (“Los programas se hacen para no cumplirse”, Alfonso Guerra.)
Ante estos dislates y trapicheos, la derecha se ha estado frotando las manos con regocijo, sabiéndose ganadora, pase lo que pase. PSOE y Podemos, los progres descamisados, luchan por sobrevivir, mientras ellos mantienen su trabajo diario, aumentando sus beneficios y los de que quienes les auspician.
Del resto de partidos qué podemos decir, unos defienden su terruño y el resto el escaño del diputado que lo ha conseguido.
Esta escenografía no genera sorpresas porque es la propia de la democracia representativa desde el principio de los tiempo, por lo que la acción de las asalariadas, naturalmente debería plantearse un horizonte a largo plazo más atrevido y a corto, asumir que el parlamentarismo no les representa, es un invento del Capital para gestionar mejor la obediencia, apoyado por un aparato represivo siempre bien engrasado.
Hace mucho tiempo se dijo que “La emancipación de los trabajadores y trabajadoras será obra de las mismas o no será”. Importando la frase a nuestros días, si deseamos mejorar nuestra calidad de vida, asegurar la satisfacción de las necesidades básicas y ofrecer a nuestros descendientes un futuro esperanzador, tendríamos que prescindir de las viejas formas de ordenación de la sociedad y utilizar el apoyo muto y la democracia directa como herramientas de de convivencia de los grupos humanos, federados libremente.
Nada está perdido mientras estemos vivos. Solo hay que ponerse en marcha, leer, educar, sumar fuerzas y, sobre todo, luchar sin denuedo y con alegría, si ello es posible.
Bajar número 49
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