miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los anarquistas y la cuestión palestina

Al mirar el paisaje de las luchas en Palestina/Israel, debe recordarse que la presencia anarquista en el terreno es relativamente pequeña. Haciendo una estimación generosa hay aproximadamente trescientas personas en Israel que son políticamente activas y que no tienen problema en auto-denominarse anarquistas, muchas de ellas mujeres judías y hombres entre los 16 y los 35 años. Sin embargo, el anarquismo ha sido una corriente permanente en la política de Israel/Palestina por décadas. Aunque no estaban conectados con los judíos anarquistas que hablaban Yidish y vivían en el exterior, los primeros grupos de Kibbutz fundados en la década de 1920 fueron organizados bajo principios comunistas libertarios y sus miembros solían leer a Kropotkin y a Tolstoi. Aunque estos comuneros eran constructores o campesinos más que huelguistas y combatientes callejeros, que se mantuvieron en gran medida ciegos a su posición como peones en un proyecto imperialista, su forma de «propa­ganda por el hecho» sigue siendo relevante hoy (Ver Horrox, 2007). Otros disidentes locales estuvieron más conectados al movimiento revolucionario de trabajadores, y en 1936 un número de comunistas y anarquistas, tanto árabes como judíos, fueron a luchar en la Guerra Civil Española. Tras el holocausto y la creación del Estado de Israel muchos anarquistas que hablaban Yidish arribaron al país, entre ellos Aba Gordin y Yosef Luden, quienes organizaron la «Asociación de buscadores de la libertad» y publicaron la revista en Yidish, Problemen.
Después de 1968, como en otros lugares del mundo, se dio un renacido interés en el anarquismo. El grupo anticapitalista y anti-sionista Matzpen tuvo entre sus filas algunos anarquistas, y el anarco-pacifista Toma Schick lideró la rama israelí de la Internacional de Resistentes a la Guerra. El movimiento recibió un mayor empujón en la década de 1980 gracias a la escena punk y al crecimiento de la objeción al ejército durante la guerra del Líbano y la Primera Intifada. Las primeras células anarquistas estudiantiles y fanzines fueron creados en este periodo. El movimiento anarquista israelí contemporáneo se fusionó durante las olas de activismo antiglobalización a final de la década de 1990, trayendo consigo reivindicaciones anticapitalistas, ecologistas, feministas, y a favor de los derechos de los animales. Hubo una proliferación de protestas y acciones directas, fiestas al estilo «Reclaim the Streets»2 y puntos de distribución de la campaña «Comida en vez de bombas». Se fundaron el centro social Salon Mazal e Indymedia Israel. Desde el inicio de la Segunda Intifada, las actividades se han centrado en la ocupación de Palestina, en particular contra la construcción del muro del Apartheid. Algunos anarquistas han participado en Ta’ayush (Asociación árabe-judía), una iniciativa creada poco después del inicio de la Segunda Intifada en Octubre de 2000. En su mejor momento Ta’ayush ha tenido una gran participación de judíos y palestinos árabes con ciudadanía Israelí, muchos de ellos estudiantes, quienes llevan a cabo acciones de solidaridad en los territorios ocupados, llevando comida a ciudades y poblaciones sitiadas y defendiendo de colonos y soldados a campesinos mientras trabajan su tierra. En 2003, la iniciativa de Anarchist Against The Walls (Anarquistas contra el muro) fue fundada, y la lucha conjunta con las villas palestinas continúa intensamente.
Entre los palestinos, hay algunos afines y varios aliados, pero no un movimiento anarquista organizado. De cualquier forma, los últimos años se ha presentado una alianza entre activistas internacionales, israelíes y las comunidades palestinas que renuevan su propia tradición de resistencia popular y desobediencia civil. La Primera Intifada (1987-1989) fue un levantamiento organizado por comités populares, y mayoritariamente desprendidos del liderazgo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Involucró no solo hondas y cócteles Molotov sino también varias acciones no violentas como: marchas masivas, huelgas generales, objeción fiscal, boicot de productos israelíes, murales políticos y el establecimiento de escuelas alternativas y proyectos populares de ayuda mutua. [...]
Uri Gordon


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