viernes, 30 de mayo de 2014

Camaradería amorosa

Consideraciones sobre la idea de libertad

Antes de exponer el punto de vista individualista anárquico frente a la cuestión «sexual», es necesario ponerse de acuerdo sobre la expresión «libertad». Se sabe que la libertad no podría ser un fin, ya que no hay libertad absoluta; como tampoco hay verdad general, prácticamente hablando. No existen sino libertades particulares, individuales. No es posible escapar a ciertas contingencias. No se puede ser libre, por ejemplo, de no respirar, de no asimilar y desasimilar... La Libertad, como la Verdad, la Pureza, la Bondad, la Igualdad, no es más que una abstracción. Y una abstracción no puede ser un objetivo. Considerada, al contrario, desde un punto de vista particular, dejando de ser una abstracción, tornándose una vía, un medio, la libertad se comprende. En este sentido, se reclama la libertad de pensar, es decir, de poder, sin ningún obstáculo exterior, expresar de palabra o por escrito los pensamientos de la forma que se presentan ante el espíritu.

Es precisamente porque solo existen las libertades particulares por lo que podemos, saliendo del dominio de lo abstracto, colocarnos sobre un terreno sólido y afirmar que «nuestras necesidades y nuestros deseos» —mejor que «nuestros derechos», expresión abstracta y arbitraria—, han sido rechazados, mutilados o encubiertos por autoridades de diversos órdenes.

Vida intelectual, vida artística, vida económica, vida sexual: los individualistas reclaman para ellas la libertad de manifestarse plenamente, según los individuos, a tenor de su libertad, fuera de las concepciones legalistas y de los prejuicios de orden religioso o civil. Reclaman para ellas, consideradas como inmensos ríos por donde se vierte la actividad humana, que puedan resbalar sin ningún obstáculo; sin que las esclusas del moralismo y el tradicionalismo atormenten o enloden su caudal. Mejor aún, sin que perturben las libertades con sus errores impetuosos, con sus nerviosos sobresaltos, con sus impulsivos retrocesos. Entre la vida al aire libre y la vida de bodega, elegimos la vida al aire libre.

Emile Armand


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