jueves, 19 de julio de 2018

Quién limpia el retrete en la Tabacalera

Raquel y Susana participaron en el centro social Tabacalera durante el primer año y medio, combinando siempre el interés por vivir la experiencia con el deseo de pensarla y transmitirla. En el relato que elaboraron para compartir con los habitantes del Campo de Cebada, en verano de 2015, propusieron pensar la vivencia con las metáforas del amor: el encuentro y el enamoramiento inicial, la convivencia y sus conflictos, la crisis y la separación. Como analizador, como mirador desde el que pensar toda la experiencia, se colocaron en un lugar tan importante como inusual: ni más ni menos que el «retrete de Tabacalera». El lugar que mejor da cuenta de la importancia de la fisicidad y materialidad de los lugares, los procesos y las personas. El lugar que sostiene el espacio, pero al mismo tiempo es invisible. El lugar que pone a prueba, definitivamente, las reglas de lo común.

Alexia 



Raquel: Quiero empezar situando, brevemente, desde dónde voy a hablar. Mi experiencia parte del hecho de haber conocido otros centros sociales. Me animo a participar en el proceso de Tabacalera porque desde el año 2004 se había venido pidiendo la cesión del espacio al barrio y a las redes sociales (1). Cuando finalmente ocurre, gentes diversas que venimos de esas otras experiencias de centros sociales vemos que se abre una oportunidad muy buena para seguir experimentando. Eso en primer lugar. Además, parte de la gente que se implica al principio en Tabacalera es gente muy afín, amigos, amigas: esta dimensión afectiva era importante para mí. Y por último, había algo que me interesaba de este proceso: en otros centros sociales la fragilidad de los proyectos se había achacado a las incertidumbres de la ilegalidad y la amenaza del desalojo. Me parecía atractivo el reto de partir no desde esa fragilidad, sino desde una cierta seguridad: la cesión del espacio por parte del Ministerio (2). Esta es mi entrada en el proceso de Tabacalera.

Susana: Yo aparezco en Tabacalera recién llegada a Madrid. Nunca había estado en un centro social ni nada parecido, vengo de la institución educativa y académica. No conocía a la gente que estaba en Tabacalera ni donde me estaba metiendo, ¡así que no puede ser más distinta la manera que tenemos las dos de entrar! [...]

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