"El hombre les miraba aterrorizado, lloraba, suplicaba, se tapaba la cara con las manos. Su origen debía ser árabe pero hablaba algo de español y de inglés. Los que estaban más cerca de él le entendieron. Para formar parte activa del CIP había que manejar con soltura el inglés; aunque la tropa hablaba una jerga en la que se mezclaban palabras en español, inglés, alemán, ruso, francés e italiano."El protagonista es una máquina incrustada en un cuerpo que antes fue humano y que todavía, en su edad madura, sigue teniendo atisbos de lo que de niño fue, con lo que ello implica de posibles debilidades y miedos arrastrados. Nadie es una isla ni puede vivir aislado sin pagar un alto precio. Frank Halley, a pesar de su férreo entrenamiento militar, se encuentra inmerso en una vorágine de pensamientos y sentimientos contradictorios que le empujan a hundirse, más si cabe, en el sumidero de su tiempo.
"El punto de partida de esta investigación se centra en la actuación pasiva que realizaron los miembros de la U-60 ante un objetivo NC infantil. Si bien no existió desobediencia, la responsable de la unidad pudo observar una disminución de la espontaneidad y una clara negligencia a la hora de concluir la misión. La capitana Anna Sharpe resolvió la situación según los criterios establecidos para escenarios similares, llevó a cabo ella misma la eliminación del objetivo en absoluta privacidad, previno con ello un hipotético enfrentamiento con el resto de la unidad. Existen informes individualizados, como este, de cada uno de los componentes de la U-60 que se han remitido al mando operativo por el conducto reglamentario de urgencia."
Edward Martin
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