lunes, 8 de agosto de 2016

Alexandra David Neel, Madhyamaka y anarquía

Alexandra David Neel fue influida por las ideas anarquistas de Stirner y Bakunin gracias al destacado geógrafo Elisee Reclus, fruto de esta influen­cia escribe un apasionado ensayo llamado Elogio a la vida en 1898 (1) en el que además de la influencia de los pensadores anarquistas mencionados se puede ver un sutil toque propio de pensado­res chinos taoístas que rechazaron también cualquier forma de autoridad (2) en frases como “El ser humano no necesita buscar su meta fuera de él ni colocarla en nada exterior, ya sean hombres o ideas”, que inevitablemente nos retrotraen hasta el principio denominado “wu wei” (3) presente en esta filosofía china; sin embargo, la sed de infinito de Alexandra David Neel la conduciría más lejos, viajando prácticamente la mayor parte de su vida hacia regiones remotas en Asia donde además de traducir algunos manuscritos de filósofos chinos, conoció el budismo existente en lugares como Ceilán o la India, y en el año 1924 se convierte en la primera persona occidental en entrar a la ciudad prohibida de Lhasa en la región del Tíbet.
¿Qué es lo que la motivo a emprender estos viajes? Es una gran pregunta, posiblemente sintió que las ideas anarquistas, por el contexto sociocultural en que emergieron, habían excluido en parte la experiencia humana como terreno de investigación relevante para subvertir los sistemas jerarquizados. La concepción del budismo que ella tiene es meramente filosófica y alejada de cualquier ritualidad, credo o liturgia. Al internarse en Lhasa demuestra a los lamas que posee amplios conocimientos en la materia; ya había sido apodada “lámpara de sabiduría” por los monjes budistas chinos.
¿Qué clase de objetivos perseguía al internarse en Lhasa? Posiblemente la conciencia de que existía un conocimiento práctico que permita contribuir a la emancipación humana, que había sido guardado por una elite intelectual elusiva que a su vez había construido su propio sistema social jerarquizado. De esta forma, al basarme en los datos biográficos, su extensa labor divulgativa de la filosofía oriental y en su aceptación a reeditar su ensayo Elogio a la vida en el contexto de las revueltas de 1968 en Europa, concluyo que no hay una escisión entre el anarquismo y la corriente madhyamaka del budismo con la que tuvo contacto más directo en Lhasa, más bien articuló un puente entre una filosofía antiautoritaria como el anarquismo y la filosofía del madhyamaka (4), como su propia forma de vivir y como ella misma afirma en su libro Las enseñanzas secretas de los budistas tibetanos (5), simplemente pone en conocimiento del lector un saber ajeno a la cultura occidental del que cada cual puede extraer las conclusiones que estime convenientes, lo que parece coherente con una postura anárquica, en el sentido de que más que crear un cuerpo doctrinario o una nueva teoría, pone a disposición de quien se vea interesado ciertas herramientas intelectuales para su propia necesidad de subvertir el orden jerarquizado. En las líneas que vienen expondré los hallazgos de Alexandra David Neel en Lhasa narrados en Las enseñanzas secretas de los budistas tibetanos y cuál sería su puente con las ideas antiautoritarias expresadas en el texto Elogio a la vida. [...]

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